DÍA 5: Dios habla en
sueños a José.
Propósito: Dejar cumplir los sueños de Dios en mí.
“Enséñame
a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
Que
tu Espíritu me guíe a tierra de rectitud.”
Salmos
143:10
María,
como era costumbre en aquella época, se comprometió con un joven de su pueblo:
José, de oficio carpintero, pobre, pero lleno de rica sabiduría popular, pues era
de una familia muy antigua.
Apenas
comprometidos oficialmente a contraer matrimonio, antes de haber vivido juntos,
María había quedado embarazada por obra del Espíritu Santo.
José,
hombre justo y paciente, quería abandonar a su prometida creyendo que ella le
había sido infiel y según las leyes de entonces, cuando una desposada no casada
quedaba embarazada, si el hijo era de su prometido, ello era considerado como
falta grave, pero se solucionaba con el matrimonio, pero si el hijo no era de
su prometido, entonces la mujer era considerada adúltera y condenada a morir
apedreada. Por eso el caso de José era durísimo, pues él sabía bien que aquel
hijo no era suyo, y confesarlo suponía condenar a muerte a María.
La
solución de este conflicto no sería nada fácil. Supone mucha oración y mucho
diálogo, con respeto y mucho amor. Y después de ello, José decide divorciarse
discretamente de María pero un
ángel le ataja, aclarándole que Dios lo necesita
para que eduque como padre al Niño que va a nacer. El ángel le ordena que le
ponga nombre al Niño, lo cual quiere decir que se encargue de su educación como
padre legal.
¡Dios
le dio a José la misión de cuidar el bebé!. Le dijo: Él es hijo de David, es el
salvador prometido en las escrituras y su nombre será Jesús, pues su propósito
será salvar.